Ciudad de Sol y Cobre

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PARQUE EL LOA

martes, 1 de octubre de 2013

Toma de Calama

La Toma de Calama, del 23 de marzo de 1879, fue el primer hecho de armas de la Guerra del Pacífico. Como antecedente, se podría mencionar que Bolivia había decretado el embargo de los bienes de la Compañía Chilena de Salitre de Antofagasta. Cuando aquel dictamen se iba a materializar, desembarcaron tropas chilenas al mando del Coronel Sotomayor para impedir tal acción, ocupando Antofagasta, Mejillones y Caracoles.
En la primera quincena de marzo, el Coronel Emilio Sotomayor recibió la misión de ocupar Calama con una fuerza cercana a los 550 hombres, formada por tres compañías del 2º de Línea, una Compañía del 4º de Línea, una Compañía de Cazadores a Caballo y una sección de artillería de montaña (a dos piezas).
Servían en este pequeño destacamento algunos hombres que posteriormente se distinguirían por su gran arrojo y heroísmo: en la infantería, el Comandante y segundo jefe del 2º de Línea, Teniente Coronel Eleuterio Ramírez y Bartolomé Vivar, respectivamente, quienes entregarían gloriosamente sus vidas en la batalla de Tarapacá; el Capitán Juan José San Martín, del 4º de Línea, quien al año siguiente, como Comandante de ese mismo regimiento, encontraría estoica muerte en la toma del Morro de Arica; y en la caballería, el Capitán Sofanor Parra, quien se haría famoso por las arrolladoras cargas dadas por su unidad.
Por su parte, Calama era en aquel tiempo un caserío de unos 500 habitantes, situado a un margen del río Loa (parte norte), en un pequeño oasis. Hacia este lugar se habían retirado más de 200 bolivianos, entre soldados y civiles, que reconocían como  jefe a un miliciano y abogado de Caracoles (localidad situada al interior de Antofagasta), don Ladislao Cabrera.y  Eduardo Abaroa Hidalgo, que murió durante el combate.
A su vez, sabiendo que los bolivianos habían destruido los dos puentes que cruzaban el río Loa, el Coronel Sotomayor organizó una sección de carpinteros, con tablones en carretas al mando del Teniente Coronel Arístides Martínez. El 23 de marzo, en la mañana, las fuerzas chilenas alcanzan la quebrada que enfrenta a la población desde el sur. Sotomayor dispuso el avance de dos columnas: una por el vado de Topater y otra por el vado de Carvajal. La infantería atacaría frontalmente y la caballería debería encargarse de impedir la retirada del adversario. Hecho lo anterior, el enemigo huyó y dejó abandonadas sus armas en el campo. En esta acción murieron más de 20 bolivianos y 11 chilenos. Si bien es cierto participó un escaso número de soldados, este combate tiene la particularidad de haber sido la única confrontación, en el marco de la Guerra del Pacífico, entre fuerzas chilenas y bolivianas, sin participación de tropas peruanas.


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